Como
en España la gente se salta la Ley a la torera y nunca pasa nada, los necionanistas catalanes se creyeron que todo
el monte es orégano y en la final de la Liga de Campeones montaron su numerito de
estrelladas y proclamas secesionistas.
La UEFA, que a la hora de sacar dinero casi parece que fuera catalana, estuvo al
quite y les sacudió una multa (pequeña, en mi opinión, pero rascar y multar, todo
es empezar).
Hace
un par de semanas, en otro partido de dicha competición, los aficionados culerdos (el término no es mío, pero ya me
gustaría haberlo inventado) volvieron a las andadas, y la UEFA volvió a sancionarles.
Ante
esto, la directiva del menos que un club
primero habló de pedagogía (querían educar
a la UEFA), y luego se pusieron gallitos, diciendo que si la norma es absurda
y anacrónica (lo que es anacrónico es el inventarse un pasado mítico), y que han querido convertir una manifestación de sentimientos
en una manifestación política.
Resultaría
inútil intentar explicarles que los que han hecho eso (pasar de los sentimientos
a la política) son precisamente ellos, los necionanistas
en general y las sucesivas directivas culerdas
en general, así que ni lo intentaré. Eso sí, seguiré con atención las sucesivas
apelaciones que realicen, en la esperanza de que una vez tras otra sean condenados
en costas. El que vayan a seguir sacando el trapito cuatribarrado y estrellado
queda fuera de toda duda.
Porque
ya sabemos que tocarles el bolsillo es la única manera de convencerles…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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