lunes, 30 de noviembre de 2015

Cataluña, suma y sigue

He de confesar que no tenía todas conmigo en relación con el tema del (no) apoyo de las CUP a la investidura de Arturito Menos. Afortunadamente (para España), ha podido más el asco que le tienen a un burgués de los suyos como el pírrico –de victoria en victoria hasta el desastre final- líder de los conservadores secesionistas catalanes que el odio que profesan por España. No se dan cuenta que siguiendo esa actitud de que se fastidie mi capitán, que yo no como rancho demuestran ser tan españoles como el que más.
Semejante actitud cerril, de mantenerse –y los de las CUP son lo bastante brutos como para hacerlo- llevaría a la convocatoria de unos nuevos comicios autonómicos, los cuartos o los quintos –ya he perdido la cuenta, la verdad- en el período en el que únicamente deberían haberse celebrado dos. Y en esos comicios parecen consolidarse las tendencias apuntadas en los anteriores: los convergentes seguirían rompiendo su suelo electoral (lo de pírrico no lo decía por nada), mientras el voto secesionista se escoraría aún más hacia el extremo y el constitucionalista aumentaría los escaños del Ciudadanos.
Finalmente, una nota chusca (aún para los estándares de Cataluña, ya bastante elevados de por sí). Ahora resulta que la asamblea legislativa de la región (me encantan las perífrasis y, además, si diera la casualidad de que algún necionanista leyera esto seguro que se sulfuraba por los términos empleados) se ha dirigido al Tribunal Constitucional diciendo que la proclama separatista era un deseo no vinculante (lo de recular cobardemente también es algo muy español). Curiosamente, uno tenía la impresión de que se trataba de un mandato poco menos que imperativo.
Ahora va a resultar que el grito de viva la república catalana independiente se trataba solamente de un desiderátum…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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