domingo, 14 de febrero de 2016

Burricie progresoide

La Ley de Memoria Histórica –se va haciendo urgente que le eche una lectura a semejante engendro jurídico- ha proporcionado a la izmierda española una herramienta con la que intentar, ochenta años después, ganar, siquiera sea sobre el papel, una guerra que ella provocó con el convencimiento de ganar y que acabó perdiendo ante, según ellos, el mayor inútil militar de la historia de la humanidad.
El problema de los que la aplican es que, además de profundamente sectarios, son bastante limitados intelectualmente. El resultado es que sus actuaciones suelen desembocar en chapuzas de proporciones monumentales. Así, retiran una placa que recuerda a ocho carmelitas fusilados por los rojos (placa que se encontraba en un terreno privado, no público)… para, ante la reacción, recular y anunciar que, retirada por error, la placa sería repuesta en su lugar; o anuncian la retirada de dos placas dedicadas a Joaquín Calvo-Sotelo… pero no saben explicar por qué (dado que fue asesinado –por los rojos, de nuevo- días antes del Alzamiento Nacional, es difícil que el político fuera franquista); o retiran un monolito dedicado a otro político, con la excusa de que estaba dañado… cuando el monolito en cuestión fue erigido por un consistorio encabezado por los socialistas.
Ante semejante sarta de despropósitos, el PP mostró algo de iniciativa y anunció una denuncia contra la alcaldesa por la retirada de monumentos ajenos al franquismo. Sin embargo, cuando los neocom recularon, retiraron provisionalmente su denuncia, y defendieron dicha retirada ufanándose de que les habían parado en seco.
Desengáñense, señores del PP: la izquierda nunca se para, sólo recula como los morlacos a los que tanto dicen defender para tomar impulso y embestir de nuevo con más fuerza aún. Y si no, al tiempo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: