El problema, por así llamarlo, de escribir
las entradas el mismo día en que se produce la noticia, o casi, es que las
opiniones que recojo en este blog son, casi única y exclusivamente, las mías. No
tengo tiempo de leer crónicas o columnas de opinión sobre el tema, ni de
escuchar la radio o ver la tele para recoger las opiniones de gente con más
predicamento que yo.
Ojo,
que no quiero con ello decir que, cuando tengo el tiempo suficiente, lo que
escribo en el blog se limite a ser un batiburrillo de lo que dicen o escriben
otros. No. Pero es indudable que todo el mundo, y yo el primero, puede verse
influido –a favor o en contra, para apoyar o rechazar- por lo que los demás
dicen o piensan de algo.
Dicho
lo cual, entro en harina para referirme a los dos bloques que se han formado en el Congreso. Uno de ellos, al menos,
no es de amigos, sino de confluencia de rechazos, en la línea de aquello de que
el enemigo de mi enemigo es mi aliado
circunstancial.
Lanzado
Sanchez a la carrera para intentar ser investido presidente del Gobierno,
parece que, de momento, cuenta con el apoyo de Ciudadanos. En principio
parecería lógico que éste fuese el apoyo que buscase con preferencia, ya que si
se aliara con los neocom, perdería votos
a derecha e izquierda: los moderados dejarían de votarle por su apoyo a la
extrema izquierda, y los radicales votarían directamente a esa extrema
izquierda, buscando así eliminar intermediarios (o, como suele decirse, entre
un producto genuino y una copia, el votante tiende a optar por el primero).
En contra de su propósito de tener un mes para intentar concitar apoyos se han
significado populares y neocom. Los primeros,
porque lógicamente no quieren un gobierno del PSOE, y acortar los plazos
significa darle menos ocasiones de lograrlo; los segundos, por un digamos
síndrome de amante despechado, en plan si
no es conmigo, no será con nadie, o quizá vas a darte cuenta de que soy el único que puede darte lo que necesitas.
Frente
a esta oposición, el PSOE ha contado con el apoyo de Ciudadanos. El partido
naranja quizá lo haya hecho porque el PSOE, a diferencia del PP, se ha declarado
dispuesto a (intentar) alcanzar la investidura; quizá lo haya hecho porque,
como casi todos en España, tiene vergüenza de declararse de o apoyar a la
derecha; o, finalmente, quizá lo haya hecho porque las últimas encuestas
vaticinan un descenso en la intención de voto a su favor, y por tanto no van a
verse de nuevo en otra ocasión como ésta, al menos a corto plazo.
O quizá,
en fin, sea una mezcla de las tres cosas. En proporciones variables, según a
quién preguntes.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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