Mientras
no alcanzan el poder, los neocom
disfrazan sus intenciones. Y ello supone, en algunos casos, utilizar como
cabeza de cartel un hombre de paja. O, en el caso de Madrid, una mujer de paja;
esa a la que me suelo referir como doña
Rojelia.
Y,
en algunos casos, la añagaza funcionó. Algún conocido votó Ahora Madrid –a pesar
de no ser comunista- para el ayuntamiento, y justificaba el sentido de su voto
afirmando que Carmena no era Podemos. A eso, mi respuesta es doble: en primer
lugar, sí es Podemos; en segundo
lugar, aunque no lo fuera, su equipo está lleno de neocom, y es el partido de Junior
el que la impulsó y el que la sostiene (con la inestimable ayuda de los suciolistos de Carmona, dispuestos a
pactar hasta con el diablo con tal de echar al PP en general, y a Esperanza
Aguirre en particular, de las instituciones).
A la
alcaldesa de Madrid, el puesto le viene grande, enorme, desmesurado,
inconmensurable. Le sobra por todas partes. Cuando no está diciendo chorradas,
está perpetrando despropósitos. Para colmo, tiene que lidiar con la jauría
(aunque rebaño o piara serían términos más apropiados) que tiene detrás, y si malo
es cuando les respalda, peor es cuando les lleva la contraria.
Se atrevió
a hacerlo (inicialmente) en el caso de los titiriteros, y los perroflautas la
acusaron de plegarse ante el Partido Popular y la caverna mediática (estos progres, en cuanto algo no les gusta lo
motejan de cavernícola, de fascista o de ambas cosas a la vez; lo sé porque me
lo han llamado). Luego, doña Rojelia
reculó y dijo que no cesaría a Celia Mayer (cuyo elemento más destacado de su
currículo es haber sido ocupa) porque sería injusto. Al parecer, estos comunistas de las narices sólo consideran
injustas ciertas medidas cuando se propone aplicárselas a ellos, porque cuando
son ellos los que proponen aplicarlas a los demás encuentran que son de justicia.
Por otra
parte, en ese juego en el que son especialistas las izmierdas de hacer culpables a las víctimas, uno de los concejales
del equipo de gobierno de la capital se ha despachado diciendo que algunos padres tienen la mente sucia (al
modo de Resines en su papel en Los
Serrano), mientras que los titiriteros anticatólicos y filoetarras han presentado una querella por prevaricación contra el juez y la fiscal.
Y
mientras, en un ejercicio clásico de flibusterismo parlamentario, el equipo de
gobierno se niega a que se debata en el pleno el tema de la reprobación de la
concejal (algo solicitado por tres de los cuatro grupos del consistorio). Podrán
posponerlo, pero no podrán evitarlo salvo que hagan saltar por los aires el
sistema democrático.
Algo
que, visto lo visto, tampoco es descartable.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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