Lo malo
de los ecoapocalípticos (malo para ellos,
claro está) es que ha vaticinado tantas veces el fin del mundo, el deshielo de
los casquetes polares, el anegamiento de las zonas costeras y tantas y tantas
catástrofes más que, dado que ninguna de ellas se ha cumplido, cuando de verdad
acierten les pasará como al pastorcillo mentiroso: que nadie les va a creer. Eso,
dejando aparte que son, en general, una panda de hipócritas de la peor ralea.
Tomemos
como ejemplo al ex vicepresidente de Estados Unidos, Albert Gore. No creo que
esté así de hermoso y lozano alimentándose de comida ecológica, ni aunque se la
coma por sacos. Además, su mansión consume tanta electricidad como una
población pequeña, y acostumbra a viajar en un jet privado que no creo que se
mueva precisamente con energía solar.
Sin embargo,
es tomado como todo un gurú por esa panda de ecologetas, que acostumbran a creer a pie juntillas lo que dice el
bueno de Alberto. Por ejemplo, predijo que el mundo se acabaría en diez años…
hace exactamente diez años. Y, sin embargo, aquí seguimos, y parece que
seguiremos por una temporada.
Cuando
se vayan, por favor, apaguen la luz. Hay que ahorrar…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario