La
Historia es lo que pasó. Y lo que pasó, nos guste o no nos guste, no puede
cambiarse. Aunque algunos lo intenten.
Y
un modo de intentar esa modificación es andarle cambiando el nombre a las vías
públicas. En algunos casos se produce una especie de viaje de ida y vuelta,
puesto que la madrileña calle de Santa Engracia se llamó antes García Morato, y
antes… Santa Engracia. En otros casos se produce una simpática ironía, como el
caso reciente de Gerona, en el que han cambiado el nombre a la plaza de la
Constitución, para rebautizarla como 1 de Octubre… el aniversario, entre otras
cosas, de la proclamación de Francisco Franco Bahamonde como jefe del Estado
del bando sublevado (y, a la postre, vencedor, otro hecho que ocurrió y que no
puede ser cambiado).
Y
mientras, los de Tabarnia pagan a los secesionistas con la misma moneda, y
proponen cambiar el nombre de la barcelonesa plaza de los (sedicentes) Países
Catalanes por plaza de Tabarnia.
Lo que ha sentado a los secesionistas como cabía esperar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario