sábado, 10 de marzo de 2018

La Justicia de Su Graciosa Majestad

El hipócrita melifluo que, para algunos, es el mejor entrenador del fútbol actual (cuando lo que ocurre es que, o ha tenido suerte con una generación insuperable de jugadores, o se he encontrado con una apisonadora ya formada –y aun así no ha logrado igualar las marcas de su predecesor-, o tiene una chequera prácticamente ilimitada para fichar jugadores… y ya sabemos que ese no es, precisamente su fuerte), es un delinquidor.
Sé que tan delincuente es el terrorista como su apologeta. Lo que no tengo tan claro –ni ganas de mirarlo- si la apología del delincuente constituye un delito en sí. Porque eso es lo que ha estado haciendo Pepito Meacolonia, defender a quienes cometieron el delito de intento de sedición. Y además de defenderles por activa, ya que está de acuerdo con ellos, lo hace por pasiva, jurando y perjurando que es gente que no ha hecho nada.
Menos mal que en el Reino Unido se toman el respeto a la Ley un poco más en serio que en esa esquinita de la piel de toro en que se encuentra Sampedor. Allí está prohibido manifestar cualquier tipo de mensaje político durante los partidos de fútbol. Como el calvo se empeña en llevar un lacito amarillo, la federación inglesa le abrió un expediente hace un par de semanas, y ayer mismo saltó la noticia de que le había impuesto una multa de veinte mil libras.
Para algunos, esa cantidad es irrisoria. Con el pastizal que gana, el acusado de doparse con nandrolona probablemente ni lo note en su economía. Pero lo importante es el hecho de que le han multado. Y estoy seguro de que, si persistiera o reincidiera en su actitud, la multa se reiteraría.
Porque es lo que tienen los catetonios: sólo obedecen cuando les tocas el bolsillo. Como ha anunciado que piensa seguir llevando el lacito en las competiciones europeas, sólo cabe esperar que la UEFA le de un toque donde más le duele (en el bolsillo) para que deje de llevarlo.
Eso... o que le eliminen a la de ya.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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