Algo
que la derecha española parece no aprender es que, haga lo que haga, jamás
obtendrá la tolerancia de la izquierda, sea ésta política, intelectual, artística, opinativa, periodística… Para la izmierda, la derecha no es que sea un
mal necesario, es que ni siquiera merece que se la permita existir.
A
pesar de lo cual, la derecha sigue doblando la cerviz, ofensa tras ofensa y
desaire tras desaire, en un vano intento de demostrar que ellos sí son
demócratas, tolerantes, bienintencionados… y lo único que demuestran es una
estulticia a prueba de bombas.
Poco
después de los atentados terroristas del 11 de Marzo de 2.004, cuyo
decimocuarto aniversario hemos celebrado este Domingo sin que algunos tengamos
todavía claro qué es lo que pasó en realidad aquel día, el cineasta manchego –cuyo
talento corre parejo a su soberbia y mal gusto- acusó al partido (todavía) en
el gobierno de España, a la sazón el PP, de haber intentado dar un golpe de
Estado. Como simpatizante de la izquierda, ideología perita en subversiones,
sublevaciones, revoluciones y demás algaradas contra la legalidad establecida,
Almodóvar debería saber mejor de lo que hablaba: sin ir más lejos, el 13 de
Marzo estuvo más cerca de producirse un golpe de Estado cuando el hijo de P
azuzó a las masas con aquello tan hipócrita (recordemos Filesa, los GAL y
tantos y tantos casos) de que España no se merecía un gobierno que mintiera a
los españoles.
Casi
década y media después, el manchego no se ha retractado, no ha rectificado ni
ha pedido disculpas. A pesar de sus proclamas de estar dispuesto a besar en los
morros al ministro del PP encargado de la cultura (si lo hace un homosexual
progre no cuenta como ataque contra la libertad sexual, a lo que parece), debe
seguir pensando aquello que dijo con tanta desenvoltura. Y a pesar de ello,
cuando el ayuntamiento de la Villa y Corte debate el conceder el título de hijo
adoptivo de la ciudad al hermano de Agustín, los populares van y votan a favor, cuando tendrían muy fácil abstenerse
y dar como razón lo que acabo de exponer. Los hay que no aprenden.
Los
hay que no olvidamos, tampoco.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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