Como
me sucedió (al principio) con Rodríguez, uno (es decir, yo) no sabe si lo que
predomina en el actual equipo de gobierno municipal de la Villa y Corte,
encabezado por esa exjuez filoterrorista y defraudadora del erario público, es
la estulticia, la torpeza, el completo sectarismo o la pura y simple maldad. Probablemente,
como en el caso de zETAp, se trate de una mezcla de todos esos factores.
Porque
vamos a ver. Estamos de acuerdo que el incremento de población en las grandes
urbes ha llevado consigo un aumento paralelo del tráfico rodado privado, lo
cual, a su vez, provoca un aumento de la contaminación atmosférica. También hay
consenso sobre el hecho de que disminuir ese tráfico sería deseable, por cuanto
produciría, razonablemente, una disminución de la citada contaminación (aunque
conviene no olvidar las calefacciones, que también polucionan lo suyo). Lo que
no es realista es pretender cercenar el tráfico privado en un eje tan
importante como el que suponen los paseos del Prado, Recoletos y Castellana. A medio
(o largo) plazo quizá sería un objetivo ambicioso, pero a corto plazo es algo
que resulta, en el mejor de los casos, inviable, y en el peor, catastrófico.
Aunque
lo verdaderamente vomitivo es que, con esa puta (eh, si no puedo decir tacos en
mi blog, ¿dónde puedo hacerlo?) manía de ponerle nombrecitos rimbombantes a todo, bauticen tal proyecto como un eje cívico. Manda dídimos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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