Rhodesia
era un país próspero, dominado por los blancos. Nada se oponía a que una vez
los negros tomaran el poder que les correspondía (al fin y al cabo, es su país, los blancos no eran más que los
colonizadores, como en casi toda África), la prosperidad se mantuviera.
Sin
embargo, el sectarismo, el odio racial, o una mezcla de ambos, hizo que tuviera
lugar justamente lo contrario. La Zimbabue negra, la autocracia de Robert
Mugabe, hizo que la inflación alcanzara niveles galopantes y que la riqueza
nacional se evaporara (entendámonos, que el pueblo se empobreciera: Mugabe y su
grupo eran cada vez más ricos).
La
República Sudafricana, por el contrario, parecía haber aprendido la lección. Quizá
porque en ambos lados había hombres con una verdadera visión de futuro, la
transición del poder blanco al poder negro se hizo con calma y relativa paz. Pero
nada dura para siempre y, desaparecida esa generación con altura de miras (o,
para decirlo claro, fallecido Nelson Mandela), parece que el virus de irracionalidad
del Norte se ha extendido hacia el Sur. El hasta hace poco presidente del país,
Jacob Zuma, lanzó la propuesta de expropiar las tierras de los agricultores blancos sin pagar indemnización; o, para decirlo en román paladino,
confiscarlas.
Esta
propuesta causó indignación entre los grupos políticos que representan a los
agricultores blancos. Uno de sus líderes, advirtió de que dicha confiscación
sería considerada una declaración de
guerra […] Estamos listos para luchar
[...] Si esto se aplica, se
convertirá en una guerra racial que queremos evitar.
Es
sabido que los afrikáner no son gente con demasiado sentido del humor. Veremos si,
alejado Zuma del poder, se aleja tambén esa idea nefasta.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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