En
las historias en las que un personaje –habitualmente, el villano- traslada su
esencia de un cuerpo clonado a otro para así evitar su desaparición, es una
constante que cada nuevo cuerpo clonado se degrada más rápido que el anterior,
con lo que los plazos entre un traslado somático y otro se acortan cada vez
más.
Al
parecer, los necionanistas catalanes,
con la mente ocupada en absorber otro tipo de ficciones, no han tomado nota de
lo que he apuntado en el precedente párrafo introductorio de esta entrada,
porque en su huida hacia adelante van quemando etapas a una velocidad
exponencial.
La
coalición entre Convergencia y Unión duró, mal que bien, algo más de tres
décadas. Disuelta la coalición, cada una de sus partes duró por separado apenas
un lustro. La menor se desintegró, mientras que la mayor pretendió cambiar
rebautizándose como Partido Demócrata de Cataluña. Y ahora, apenas un par de
años desde que transplantaron la esencia, y con el paréntesis de los dos Juntos (por el sí y por Cataluña), se da
por muerta a la formación pedecata y
se impulsa la creación de un nuevo partido.
A
este paso, la próxima formación va a estar difunta antes de que la inscriban en
el registro de partidos políticos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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