Los
golpistas catalanes proclaman su inquebrantable adhesión al proceso de crear la
república independiente de su casa. Sin embargo, cuando les tocas donde más les
duele, en el bolsillo –al fin y al cabo, son catalanes-, la cosa empieza a
cambiar.
Ha
pasado con Cocomocho, que a pesar de
proclamar que resistirá ahora y siempre al malvado Estado opresor, reclama a
ese mismo Estado un sueldo vitalicio, escoltas, una oficina y no sé yo cuántas
cosas más.
Y
sucede a un nivel más a pie de calle, en Tarragona, donde un grupo de vecinas
han advertido por carta a su frutero que o retira el lazo amarillo de su tienda o dejarán de comprarle, porque a la frutería van a por productos, no a por sentimientos.
Naturalmente,
los secesionistas calificaron la actitud de las vecinas de chantaje y coacción.
Habrá que tener en cuenta su opinión, puesto de que chantajear y coaccionar
pocos saben más que ellos.
Lo
que no sé es lo que hizo el frutero, aunque puedo imaginármelo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario