Cuando
se habla de partidos políticos tradicionales
en España, se entiende que se está haciendo referencia (por orden de antigüedad)
al Partido Socialista Obrero Español y al Partido Popular, aunque este último
tenga apenas un cuarto de siglo con esa denominación y aunque el Partido
Comunista Español sea mucho más antiguo. Sin embargo, los de la hoz y el
martillo se subsumieron en Izquierda Unida, que a su vez se incardinó en no
recuerdo qué formación de efímera existencia, que por su parte acabó incluida
en Unidos Podemos.
Bien,
pues esos partidos tradicionales lo han hecho tan rematadamente mal en estos
últimos tiempos –o, al menos, eso parece pensar la gente, o eso parecen indicar
las encuestas- que se han visto amenazados por dos formaciones de nuevo cuño. Y
ello, a pesar de que unos no tienen responsabilidad de gobierno digna de
mención, apoyando a unos o a otros según el lugar y la minoría mayoritaria, y
que los otros no son sino los populistas de ultraizquierda de siempre, que allí
donde han pescado cuota de poder (venga, todos a una… gracias al PSOE) han
demostrado que siguen siendo lo de siempre: unas nulidades como gestores de lo público y unos hachas en barrer para
los suyos.
Pero
de ahí a decir que Ciudadanos sigue imparable y que Podemos supera a PP y PSOE
media un abismo, aunque lo diga el otrora diario
independiente de la mañana, según algún conocido el periódico con más
medios de España.
Y
el más sectario (con permiso del fenecido, al menos celulósicamente hablando, Público) también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario