Entre
otras muchas cosas, la derecha y la izquierda (tradicionales) se diferencian en
el modo de alcanzar el equilibrio presupuestario.
Así,
los de izquierdas buscan hacerlo sin reducir el gasto público y, por lo tanto,
aumentando la presión impositiva. En cambio, los de derechas (económicamente
hablando, los liberales) lo que buscan es no ahogar a los sufridos ciudadanos
con impuestos y, por lo tanto, recortarán el gasto público.
Como
he dicho, esto es lo tradicional. Pero las cosas cambian. Así, tenemos el caso
de España, donde un partido (teóricamente) de derechas lleva años sin levantar
el pie del acelerador del gasto público y, por lo tanto, sin pisar el del freno
de la presión impositiva. En cambio, la contrapartida germana de Montoro es un
socialdemócrata que quiere menos gasto y menos deuda pública.
Esta
receta deberían contemplarla al otro lado del charco: lo que necesita Argentina
no es el auxilio del Fondo Monetario Internacional (otros que tal bailan), sino
recortar el gasto público.
Pero
eso, claro, no es popular…
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