Vamos
a dejar aparte el hecho de que la financiación pública de los partidos
políticos es un sinsentido: si dependen de lo público, su objetivo no será otro
que maximizar esa afluencia de fondos que no son capaces de proveer por ellos
mismos.
Dicho
esto, en pocos países del mundo, por no decir en casi ninguno, se financia con
dinero público a los partidos políticos cuyo objetivo es, precisamente, la
destrucción del Estado. Pero ¡ay, amigo!, también en esto España es diferente,
y así el dinero que los golpistas catalanes destinaron a perpetrar su delito
provenía de las aportaciones que realizaba el Estado.
Y
aunque el ministro de Hacienda niegue esta circunstancia, y el presidente del Gobierno
otorgue con su silencio, tanto el ministro de Asuntos Exteriores como Abogacía del Estado dan datos que muestran que, al menos, millón y medio de euros (que
se dice pronto) fueron destinados a actividades
encaminadas en la práctica a la ruptura del orden constitucional y la división
entre catalanes.
Más
claro, agua.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario