miércoles, 30 de mayo de 2018

Demagoga, que algo queda

No creo haber recurrido nunca a un enlace de El País como principal de una entrada, pero siempre hay excepciones. Esta en concreto (que se ha escrito prácticamente sola) se originó por un correo del órgano de igualdad de género (sic) de mi lugar de trabajo, ese mismo que logró que el nueve de Marzo los ordenadores arrancaran con una viñeta que algunos no habíamos solicitado ni deseábamos.
Hacía referencia a una iniciativa llamada No sin Mujeres, por la que se invita a negarse a participar en actos de más de dos ponentes en los que no haya ninguna mujer.
Según el artículo, la iniciativa tendrá éxito porque nace y se aúpa en la ola feminista que está sacudiendo las relaciones de género en España y porque persigue un objetivo justo, como es el de corregir la infrarrepresentación de la mujer en la esfera pública. Pero además triunfará porque el formato en el que se lanza es inteligente y sabe explotar a su favor rasgos característicos de nuestro comportamiento individual, como que nos preocupe nuestra reputación o lo que está bien visto por los demás. Esta lógica es aplicable tanto a los que firman la propuesta como a los organizadores de eventos.
La primera razón es una chorrada. Es la segunda la verdaderamente importante, la del miedo al qué dirán, la del maricomplejinismo ante el feminazismo que nos azota. Porque, vamos a ver, ya me dirán qué pinta una mujer en ponencias sobre (pongamos por caso) el dolor de testículos, la inflamación de próstata o los sentimientos del varón ante la eyaculación precoz, por poner sólo tres ejemplos a vuelatecla.
El artículo termina diciendo que Esta iniciativa es una muestra de que no siempre hay que esperar a cambiar las leyes para cambiar las cosas. Basta con conseguir que arraigue una norma social. Que no haya vuelta atrás. Que cualquier acto sin la presencia de mujeres se convierta en algo inconcebible. Pero es que hay ocasiones en las que lo inconcebible es la presencia de mujeres, precisamente.
En un urinario para varones, por ejemplo. Y sí, es una grosería, pero es que este temita en general me toca los… belfos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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