Cuando
leí la noticia de que una filtración de los ensayos del pasado festival de
Eurovisión casi dejaba a España fuera del concurso, mi pensamiento fue que a lo
mejor así nos evitábamos el bochorno.
Pero
no nos echaron, y no nos ahorramos el bochorno. Es más, los representantes de
TVE (llamarles representantes españoles
sería hacer un flaco favor a la realidad, puesto que uno es pro secesionismo y
la otra… bueno, la otra ni se sabe) quedaron retratados como lo que son, un par
de niñatos que no tienen la elegancia suficiente para saber perder y a los que
la palabra mierda parece ocupar toda
su existencia, desde los libros que leen (suponiendo que sepan leer) hasta las
palabras que pronuncian.
Y
es que, como he leído por ahí, ni siquiera tener a todo un país detrás te
garantiza ganar, pero tener a todo un país enfrente (en contra) te garantiza el
desastre. Quien siembre vientos recoge tempestades.
Respecto
al título, la verdad… menor no compro ningún décimo. Tampoco era tan difícil
vaticinar lo que ocurriría…
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