Hace
un mes, apareció la noticia de que la política derrochadora de Sin vocales (es socialista, no saben
hacer otra cosa que gastar, gastar y gastar sin tasa ni medida) le costaría mil doscientos treinta euros a cada trabajador ocupado.
Esa
noticia fue acompañada de otra: la de que el Ministerio de Hacienda planeaba subir el impuesto de sucesiones, lo que afectaría, especialmente, a aquellas
comunidades autónomas en la que los tipos de este impuesto son más bajos. Impuesto
que, por otra parte, grava bienes que ya tributaron en su día, por lo que
cabría cuestionar la validez de esa nueva imposición.
El
anuncio de Hacienda generó la alarma lógica entre los contribuyentes de Madrid,
que consideraron que dicha subida sería la ruina por decreto. Aunque una
interpretación más maquiavélica podría ser que el Estado pretende quedarse con
los bienes de los particulares sin tener que mover un dedo, como ocurre en
Andalucía: ante la imposibilidad de hacer frente a los elevados tipos del
impuesto de sucesiones que allí rigen, es frecuente que los herederos renuncien
a la herencia, que pasa entonces a la comunidad autónoma.
Y
un mes exacto después de la primera noticia, surgió otra: que la nueva subida
de impuestos que negocian socialistas y neocom
afectará al ochenta por ciento de los contribuyentes.
Robin
Hood robaba a los ricos para entregar el dinero a los pobres. Estos
desgraciados, en cambio, roban a los pobres, a los ricos y a los
mediopensionistas para enriquecerse ellos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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