Hoy
me salto la norma habitual para comentar dos noticias recientes.
La
primera, el atentado perpetrado en una comisaría de la policía regional en
Cornellá, que ha terminado con la muerte del criminal a tiros de la policía (y,
en este caso, la se refiere tanto al
cuerpo como al sexo de quien disparó). La policía autonómica asegura que el atentado ha sido un acto terrorista, y para ello se basan en que el difunto
entró en el local gritando Alá
seguido de palabras ininteligibles.
Vamos a admitir que entrara gritando Allahu
akbar (es decir, Alá es el más grande),
que es lo que aparentemente vociferan los terroristas musulmanes al perpetrar
sus atentados; vamos a asumir también que, como he leído por ahí, sea una
expresión empleada por los mahometanos en una variedad de circunstancias. ¿No
cabría, por lo tanto, que lo que el futuro fiambre dijera fuera algo así como Alá es el más grande, me estoy cagando,
quisiera ir al servicio? Salvo por el pequeño detalle del cuchillo, claro
está.
La
segunda es el anuncio de que el Gobierno aprobará este Viernes un Decreto-Ley para exhumar a Franco de su tumba en la Basílica del Valle de los Caídos. Dado que
el artículo 86 de la Constitución establece, en su apartado primero, que en caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes, y que el Generalísimo lleva criando
malvas cuatro décadas largas, ¿dónde está la urgencia, la necesidad y lo
extraordinario?
Porque
que los suciolistos se salten el
ordenamiento jurídico a la torera es la norma, no la excepción…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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