Cuando
los neocom hacían poco más que violar
la Ley ocupando las calles y plazas públicas –generalmente, de municipios
gobernados por el PP-, lanzaban interminables manifiestos en los que hablaban
de deuda ilegítima y de dinero
desviado a fines que, según ellos, no correspondían.
Cuando
se auparon al poder –en la mayoría de los casos, con el apoyo de los de la mano
y el capullo-, y tras una ficción de presupuestos
participativos, han hecho exactamente lo mismo de lo que acusaban a la casta: barrer los billetes para casa.
Así, en Madrid, ha comenzado la investigación de la red clientelar de doña Rojelia: hay veinte millones de euros y cincuenta y cinco contratos en el punto de mira.
Los
que dijeron que nunca pactarían con populistas son los mismos que ahora han impedido que se investigue en sede municipal esa red clientelar, por lo que los
populares han tenido que acudir a la
fiscalía. Son cosas que, como dice el título de esta entrada, conviene no
olvidar: quiénes roban, quienes les pusieron donde pudieran hacerlo… y quiénes
les mantienen allí.
Luego,
que la gente no venga con el es que yo no
sabía…
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