Los
golpistas catalanes han cometido un error del cálculo: creer que el pueblo
español –en el cual, de acuerdo con la Constitución, reside la soberanía
nacional- es exactamente igual que su clase política. Nada más lejos de la
realidad.
Es
cierto que, durante mucho tiempo –décadas, de hecho-, regionalistas vascos y
catalanes han hecho lo que les ha salido de los dídimos sin que nadie hiciera
nada. Pero, como el vaso al que van cayendo, una tras otra, incesamente las
gotas, el recipiente de la paciencia española acabó por rebosar. Y quizá no con
la misma firmeza y seriedad que Su Majestad el Rey en su mensaje televisado,
pero probablemente con pareja convicción, los españoles de bien han comenzado a
plantar pie en pared y a resistirse al avasallamiento.
Así,
en el tradicional chupinazo que da
comienzo a las fiestas de San Fermín en Pamplona, y tras las reivindicaciones a
favor de los terroristas presos el público entonó el Que viva España y se enzarzó en una batalla campal con los proetarras
(gentuza que, como todos sabemos, son muy valerosos cuando se encuentran en superioridad
numérica, pero no tanto cuando las fuerzas están parejas). Días después, en la plaza de toros de la ciudad, el primer edil de la ciudad –perteneciente a las
filas de la rama política de los del hacha, la serpiente y las capuchas- y los
proetarras recibieron otro coro de silbidos y otra sesión de la famosa tonada
de origen belga.
La
música quizá no amanse a todas las fieras. Pero a algunas les pone muy
nerviosas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario