Como
la cosa no admite retrasos (veremos qué ocurre finalmente), la actualidad pide
paso y se salta la cola para plantarse en primera fila.
El
anuncio hecho en relación con la intención de aprobar un decreto-ley para
exhumar los restos de Francisco Franco Bahamonde (hay otro Francisco Franco,
nieto del anterior, y éste esta vivo… aún) ha provocado algunas reacciones. Los
naranjitos, siempre en plan poner una
vela a Dios y otra al diablo, se han mostrado dispuestos a negociar con Sin vocales (¿y
con el resto de las formaciones políticas, singularmente el PP? Que se están
dejando fuera al partido con más representación en las Cortes Generales…) el
futuro del Valle de los Caídos, mientras han anunciado que no apoyarán el decreto.
Dejando
aparte lo segundo, todo el mundo parece desconocer que el Valle de los Caídos
ya se planteó como un lugar de reconciliación de todos los que participaron en
la contienda civil. Vale que reconciliación desde el punto de vista de los
vencedores, pero reconciliación al fin y al cabo.
Los
del Partido Popular, aparentemente algo menos acomplejados que en épocas
recientes, han anunciado que revisarán la legalidad del decreto, al tiempo que
avanzan la idea de votar en contra e incluso recurrirlo.
Y
mientras los ierreceos, siempre
prontos a sodomizar, amagan con poner trabas a la convalidación, exigiendo que
se anule la sentencia de muerte del genocida Companys (el adjetivo, claro, es
mío). Vale, de acuerdo, la anulamos, pero ¿y luego? ¿Vamos a resucitarlo?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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