domingo, 12 de agosto de 2018

Lo que de verdad no preocupa a los españoles

Cuando desde el ayuntamiento de Madrid se afirmó, con todo el aplomo del mundo, que se evaluaría el impacto de género (o expresión semejante; mis lectores comprenderán que no me detenga a recordar textualmente todas las chorradas que pasan ante mis ojos), pensé, la verdad, que se había llegado al extremo de la estulticia en lo de llevar el sectarismo ideológico hasta sus últimos extremos.
Pero uno nunca puede fiarse de los progres en cuanto a sectarismo estúpido se refiere. La prueba la tenemos en el actual ejecutivo español, que ha anunciado que revisará el impacto que tienen los impuestos sobre las mujeres para dar una perspectiva de género.
No voy a entrar a valorar la pertinencia o no de semejante revisión, ni a entrar si los impuestos impactan de diferente manera sobre varones que sobre mujeres. En cambio, me limitaré a indicar que este enfoque, como todo lo que el progretariado emprende en materia de sexo (que no de género, analfabestias iletrados) choca frontalmente con el artículo 14 de la Constitución española, que prohíbe cualquier discriminación en materia de, entre otras cosas, sexo.
Estoy frontalmente en contra de cualquier discriminación, sea negativa, positiva o mediopensionista. El que vale, vale; el que no, a la calle. Las cuotas son para los inútiles; para aquellos que, por ejemplo, siendo titulares de Cultura no tienen ni refitolera idea de latín, o que llegan a la vicepresidencia de asuntos económicos pensando que el dinero público no es de nadie.
Algo que parece abundar entre los socialistas egrabrenses…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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