El
Gobierno péndulo de Sin vocales ha
cambiado tantas veces de opinión en el medio año escaso que lleva ejerciendo
(es un decir) sus funciones que uno ya no sabe a qué carta quedarse. Y lo peor
no son los continuos bandazos –que en cualquier político se presuponen, pero que
en el equipo reunido por don No es no
casi parecen estar insertos en su código genético-, sino las excusas peregrinas
que aducen para defender sus (variables) posiciones.
Tomemos
el caso de los tan traídos y llevados (es un decir, puesto que apenas han hecho
acto de presencia) presupuestos generales del Estado para el año 2.019. Tras
firmar un acuerdo con los neocom y
sufrir un revolcón en Bruselas, el Gobierno español sopesaba no presentarlos de nuevo para no sufrir el coste de juguetear con toda la patulea antiespañola que
le aupó al poder.
Cuando
se conoció tal intención, el malestar recorrió las filas gubernamentales, pero
de puertas afuera evitaron confirmar si presentarían o no el proyecto. Lo grave
no fue esto, sino que la titular de Hacienda dijera que la presentación del
proyecto era una cuestión menor propia de la tertulia política, viniendo a decir que lo importante era que se
aprobaran. Vuelta a preguntar sobre el tema, contestó que no lo sabía… descartando
al mismo tiempo que no le hubieran informado al respecto de las intenciones del
presidente porque el Gobierno está
perfectamente coordinado.
Sin
pretender rebatir a la titular del Ministerio, y señalando (como cualquiera con
dos dedos de frente) que para poder aprobar unos presupuestos primero hay que
presentar el proyecto de los mismos (no pretenderán que se aprueben a ciegas),
me limitaré a señalar que la Ley de Presupuestos Generales del Estado es, sin
lugar a discusión, la más importante y trascendental que debe presentar un Gobierno
a lo largo del año.
Con
que, de cuestión menor, nada. Al contrario: máxima, esencial, imprescindible,
capital.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario