Cuando
Sin vocales y el Chepas firmaron el acuerdo de presupuestos generales del Estado
para el año que viene –casi un mes ha transcurrido de todo: que si los
presentan, que si no, que si depende, que si veremos, que si voy a gobernar a
golpe de decreto…-, cualquier persona con dos dedos de frente, un poco de
sentido común y cierta capacidad de ecuanimidad se echó las manos a la cabeza.
El
presidente del Instituto de Eestudios Económicos afirmó que el acuerdo entre
PSOE y Podemos contiene medidas aberrantes, porque subía los impuestos que
deberían bajar y bajaba los que deberían subir. De hecho, sólo se mostraba de
acuerdo en una medida, y era subir el impuesto al diésel.
Por
mucho que los ingresos por impuestos
medioambientales de España están entre los más bajos de la UE (si hay que
subirlos se sube, pero subirlos para nada es tontería) y que los de nuestro país, junto con Irlanda,
están en mínimos (me remito al paréntesis anterior), tengo que manifestar
mi profundo desacuerdo con tan docta opinión. Y estoy en contra por motivos
puramente subjetivos: mi coche es un diésel.
Volviendo
al tema del hilo: economía de izquierdas
es un oxímoron para evitar decir fracaso
y ruina.
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