Vamos
a no ser malpensados, y concedamos a los que abogan por la conservación del
medio ambiente, la preservación de la ecodiversidad y la lucha contra el
calentamiento global una sinceridad en sus convicciones.
Pero,
aun admitiendo que son honestos en sus convicciones, lo que no son coherentes
es en su comportamiento. Albert Gore Jr., por ejemplo, podrá ser un abanderado
de la lucha contra el cambio climático convincente y convencido… que se
desplaza de un lugar a otro en un reactor privado y que vive en una mansión que
las malas lenguas aseguran consume más energía que una ciudad pequeña.
Y
los estudiantes (es un decir, porque estudiar yo diría que poco tirando a nada)
que hace un mes se manifestaban contra el cambio climático habían escrito sus
proclamas políticas en pancartas de plástico (con lo poco biodegradable que
resulta eso), y al terminar se fueron a reponer energías a un McDonald’s.
Lo
dicho: de tan buenos, son tontos. Y eso, concediéndoles el beneficio de la duda…
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