Es
probable que el Gobierno del dctr Snchz
no calibrara adecuandamente las consecuencias de manifestar su intención de
exhumar los restos mortales de Francisco Franco del lugar donde reposan desde hace
ya cuarenta y tres años largos. De hecho, es bastante seguro: es imposible que
un sujeto tan absolutamente cortoplacista como Sin vocales pudiera prever (dudo incluso que sepa conjugar el
verbo) que semejante iniciativa se iba a convertir en un dolor de cabeza de
proporciones mayores que la cruz que corona el impresionante (el calificativo
no es mío, aunque estaba delante cuando fue manifestado) monumento localizado
en la sierra de Guadarrama.
Y
es que no sólo la familia del Generalísimo se ha manifestado, lógicamente, en
contra del proceder arbitrario de esa reata de oportunistas sectarios al que un
aquelarre de comunistas, golpistas y terroristas ha colocado al frente de los
destinos de España, sino que también los más directamente afectados –los monjes
de la abadía benedictina del Valle de los Caídos- han recurrido ante el Tribunal Supremo el acuerdo del Consejo de Ministros. Y lo hace señalando evidencias
tales como que la falta de autorización eclesiástica –de momento no la hay-
vulneraría el principio de inviolabilidad protegido por los acuerdos entre
España y la Santa Sede.
Y
mientras, el Supremo parece que tardará semanas en resolver sobre la paralización
cautelar de la exhumación. Entre esto y el proceso a los golpistas catalanes,
parece que la Justicia al fin está haciendo las cosas bien y se anda con pies
de plomo antes de tomar una decisión.
Al
paso que vamos, va a ocurrir con el PSOE y el traslado de los restos mortales
del Generalísimo lo mismo que con los Testigos de Jehová (o corriente religiosa
semejante) y el fin del mundo: que no paran de posponer la fecha, porque la que
dan se incumple sistemáticamente vez tras vez.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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