Una
de las razones por las que el PSOE no se come un colín en Cataluña o
Vascongadas –y por las que perdió poder en Valencia o Baleares- fue porque en
esas comunidades autónomas el carácter federal
de la formación tiene un carácter más acentuado.
Bueno,
en realidad ni es así ni es por eso. El párrafo anterior fue como comencé a
escribir esta entrada. Pero no se corresponde ni con la realidad (era, pues,
una falacia) ni con la noticia que pretendo comentar en esta entrada. Así pues,
recomencemos.
Hay
dos razones principales, relacionadas entre sí, por las que el PSOE no se come
un colín en Cataluña. La primera es que se ha mimetizado hasta tal punto con
las tesis secesionistas que, si uno no sabe quién ha dicho algo, no es fácil
determinar si el que lo ha hecho es un socialista o un separatista (asumiendo
que ambos conceptos sean diferenciables, claro). La segunda es que la rama
regional del partido presenta una extraña característica: puede influir en la
dirección nacional, pero la dirección nacional no tiene ni voz ni voto en ella.
Van a su aire, por así decirlo.
La
primera de las circunstancias mencionadas se ha dado también en Vascongadas. El
PSOE se ha mimetizado de tal modo con las tesis aranistas –a pesar de la sangre
vertida por tantos y tantos de sus militantes- que, en la duda de elegir entre
el original y la copia, los votantes suelen optar por el original. Y así le va
a la copia, claro.
La
segunda de las circunstancias puede estarse incubando al Sur de Despeñaperros. Por
lo visto, un grupo de socialistas andaluces ha pedido una autonomía a lo PSC respecto a Ferraz. Rápidamente salió
a la palestra la líder esa, desmintiendo una escisión del PSOE y atribuyendo
todo a una intoxicación interesada.
Interesada
no lo sé. Interesante para España sí, y mucho: cuanto menos PSOE haya (y Andalucía
ha sido su principal bastión en los últimos cuarenta años largos), mejor para
España.
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