Como
todos los años por estas fechas, toca hacer valoración del año. En el ámbito
puramente formal, poco que señalar: ya no es noticia que mantenga el ritmo de
al menos una entrada al día (cuando logro convertir algo en una rutina, y no lo
digo en el mal sentido, es difícil que me salga de ella), ni tampoco de que la cuestión catalana (por así llamarla)
haya hecho que, junto con los libros leídos y comentados, el total de entradas
haya superado las cuatrocientas.
Sí
es novedad el que haya vinculado el blog a Twitter, de modo que, ahora, hago al
menos un tuit al día. Al principio funcioné en modo manual, con lo que –como en los comienzos de este blog- tan pronto
estaba diez días sin tuitear como caían docena y media de tuits de golpe.
Como
curiosidad, al desaparecer –por la reconfiguración de Blogger- las estadísticas
geográficas, me busqué un plug-in que me diera la misma información…
encontrándome con que me leen en España (lógico), EEUU (tengo algo de familia
allí), Chile, Méjico (más familia), Irlanda, Colombia, Ecuador (bueno, la
señora que limpiaba en casa de mis padres es de allí... por decir algo), Perú,
Corea del Sur, Rusia, Brasil, Kazakhstan (¡desde dos ubicaciones diferentes!), Venezuela,
Países Bajos, Alemania, Argentina, Portugal, Panamá y Europa (aunque cae por el corazón de los Alpes si miras el mapa). Y
eso, la última vez que miré.
En
el lado negativo está que las series monográficas proyectadas siguen ahí, en
proyecto, pero no logro sacarlas adelante. Veremos si en el 2.020…
¡¡¡FELIZ 2.020!!!
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!