Es lo que pensé cuando leí la noticia
de que, al recibir el Premio Cervantes, Goytisolo (creo que su nombre de pila
es Juan, pero por mí como si es Agapito, que ya sé que no lo es) no fue
vistiendo el preceptivo chaqué (o frac, tampoco estoy demasiado seguro), sino
una simple chaqueta con corbata, aduciendo que a su edad no iba a disfrazarse.
Pues precisamente por eso, señor
Goytisolo (disculpe si le llamo señor, pero es que no le conozco demasiado
bien, ni tampoco tengo la menor gana de hacerlo): una persona de su provecta
edad y presunta educación debería estar al tanto de que las normas de urbanidad
están para respetarlas, y que si todos hiciéramos lo que nos saliera de los
cataplines la cosa iba a acabar muy mal.
Por otra parte, un premio literario no
es el lugar adecuado para hacer propaganda a favor de un partido político,
máxime teniendo en cuenta que ese partido político se proclama como de extrema
izquierda y a buen seguro no le parecería nada bien, al menos de boquilla, que
usted se quedara con el pastizal que le han entregado junto con el galardón.
Dinero y premio que nadie le obligaba a aceptar: habría quedado como mucho más
rebelde y contestatario si hubiera declinado el premio… máxime teniendo en
cuenta que hace una década larga usted proclamó que estaba dispuesto a recoger
ante notario que nunca aceptaría el premio que tan diligentemente acudió a
recibir.
Por otra parte, eso de no resignarse a la injusticia va a tener
usted que explicármelo (o mejor no: ni usted tendrá las ganas de hacerlo, ni yo
el tiempo de escucharle), porque me parece que el Marruecos en el que usted
reside desde hace décadas no es precisamente el epítome de la justicia y la
igualdad. Y si no, pregúntele a su compañera ideológica qué opina acerca del
Sáhara Occidental.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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