lunes, 11 de julio de 2016

Que os vayan dando, neocom

La izquierda española tiene una larga tradición que acredita su nulo talante (odio la palabrita, pero a ellos les encanta, así que…) democrático. Sin necesidad de remontarnos al golpe de Estado de 1.934 o las elecciones de 1.936, bastaría con recordar el comentario de Alfonso Guerra –España se ha equivocado- cuando, a finales de los años setenta, las urnas les negaron la mayoría absoluta que ya creían a su alcance y que tocarían no mucho tiempo después.
Casi cuarenta años después, las cosas no han cambiado demasiado (por no decir que nada en absoluto). Los neocom, con unas expectativas demoscópicas excelentes –hablaban de que se produciría el tan ansiado sorpasso-, quedaron, como de costumbre, por debajo de las mismas: de hecho, a pesar de la coalición electoral con los paleocom –que, visto lo visto, resultó ser más un parche que una solución- no han conseguido más que mantener los mismos escaños que en las elecciones de seis meses antes.
Eso sí, la culpa no fue suya, sino de los demás. El ex JEMAD –al que no parecen querer como representante en ninguna circunscripción electoral- ha afirmado que los votantes del PP son un peligro porque no creen en la ética. Que eso lo diga un militar del que sus (ex) compañeros hablan pestes y que milita en un partido que se ha financiado con fondos de una teocracia homófoba y de un dictador sanguinario sería casi gracioso. Menos gracia tienen otras reacciones, como las que hablan de pucherazo o las que dicen que hay que matar a los viejos porque son los que votan al Partido Popular.
Pues bien, yo tengo cuarenta y siete años, voto al Partido Popular y creo en la ética. Precisamente por ello no he votado ni votaré nunca a un partido comunista, se camufle de lo que se camufle. Y sí, lo sé, tengo pendiente un comentario de las últimas elecciones generales. En cuanto tenga tiempo me pondré a ello, que llevo tres semanas un poco frenéticas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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