jueves, 12 de octubre de 2017

Si no queréis, irse

A lo largo del mes pasado no fueron pocas las figuras públicas que declararon, expresa o implícitamente, lo poco que les agradaba ser españoles (aunque todos siguen de una u otra manera chupando de la teta). Voy a citar sólo tres casos.
El primero fue el actor Daniel Rovira, que a propósito de la Fiesta Nacional (me refiero a los toros, no al día de hoy) dijo que sentía vergüenza de ser español. Vergüenza me daría a mí pertenecer a un colectivo que, en general, se proclama de izquierdas mientras vive como nos gustaría vivir a los de derechas, y que se considera autorizado a pontificar y hacer chistes sobre cualquier tema o cuestión, pero que no admite la más mínima crítica.
El segundo fue ese diputado charnego cuyo apellido paterno le retrata a la perfección, que declaró que tenía muchas ganas de marcharse del Congreso. Hasta donde yo sé, nadie está obligado a ser diputado si no quiere, por lo que su permanencia en la cámara baja sólo se explicaría por alguna clase de masoquismo o similar.
Y el último fue el piloto de motos Alejandro Espargaró, que tras sesudas reflexiones (supongo) dijo que el gobierno español se pasa la democracia por el forro y que vamos a una guerra civil. Mira, chaval, si alguien se está pasando la democracia por el forro, como dices tú, esos son tus paisanos… aunque tú vivas en Andorra, creo, por aquello de la pela.
En cualquier caso, a ninguno de los tres se les obliga a seguir siendo españoles, así que, si de verdad quisieran largarse, ya les está faltando tiempo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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