sábado, 13 de enero de 2018

Freedom for Tabarnia

Los totalitarios de cualquier tipo soportan bastante mal (forma eufemística de decir que no soportan en absoluto) la crítica. Cuando dicha crítica se hace por vía de humor, su enojo sube hasta cotas estratosféricas.
La aparición de la figura de Tabarnia era algo que se veía venir. En el aspecto literario, ya Ángel Palomino, en su Vascos para un nuevo Guernica, planteaba una situación similar: declarada la independencia de Vascongadas un día de la patria vasca (sic) en la que a Javier Arzalluz se le calentaba la boca, la provincia de Álava se declaraba independiente de la recién creada nación vasca y solicitaba ser considerada como la decimooctava comunidad autónoma de España.
En un ámbito más particular, hace ya mucho que yo planteaba el absurdo del (entonces no se llamaba así) derecho a decidir: Vascongadas se separaba de España, Álava de Vascongadas, Vitoria de Álaba, la calle Mayor de Vitoria, el número 1 de la calle Mayor, el 2º C del número 1 y Pachi Zabaleta (usaba ese nombre; mucho más tarde me enteraría de que había una figura pública con este nombre) del 2º C.
Naturalmente, la aparición de Tabarnia ha sacado de quicio a los golpistas, por más que el fenómeno no sea sino darles dos tazas de su propia medicina: Cataluña roba a Tabarnia, Cataluña oprime a Tabarnia, la pobre Cataluña vive a costa de la rica Tabarnia, los tabarneses no quieren ser catalanes… Nada de ello es original, salvo en el hecho de que el sujeto activo deja de ser España para pasar a ser Cataluña, y el pasivo Cataluña se convierte en Tabarnia. Y con muchos menos medios, pero con mucho más ingenio, Tabarnia ha conseguido en un par de semanas mucha más repercusión internacional que años y años de esfuerzos (y millones y millones de euros) de los secesionistas catalanes para conseguir que alguien de una cierta relevancia internacional les hiciera caso. Por llegar, han llegado hasta Japón.
Perseverando en copiar hasta el menor de los gestos de los golpistas, los tabarneses nombran portavoces, organizan manifestaciones… y hasta tienen un presidente en el exilio. También tiene un corte de pelo peculiar pero, a cambio, tiene mucho más ingenio, retranca y poso intelectual que Cocomocho.
Entre Tabarnia y la Justicia española, los golpistas están apañados. Perseveremos en esa pinza.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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