domingo, 30 de septiembre de 2018

Enjuague de coco

El socialismo español hace mucho que dejó de ser ideológicamente respetable… si es que alguna vez pudo serlo un partido que se presentó parlamentariamente alardeando de que se mantendrían dentro de la legalidad sólo mientras sirviera a sus fines (sí, ya sé que saco la frasecita a las primeras de cambio… pero no fui yo quien la soltó con luz y taquígrafos por primera vez).
Sin embargo, hasta hace cosa de un cuarto de siglo tenía algo parecido a una ideología. Con el Rodrigato, sin embargo, empezó la sumisión a los ismos: feminismo, multiculturalismo, homosexualismo, filoislamismo… Daba igual de qué se tratara, si estaba de moda y sonaba a progre, allá que se iba el rojerío a aplaudirlo hasta con las orejas (aunque sin que eso les impidiera perder el oremus cada vez que surgía la ocasión de arrimarse al poder mundial o, como diría Masturbito, de ver en cualquier coincidencia irrelevante una conjunción planetaria).
El Rodrigato trajo consigo una malhadada asignatura llamada educación para la ciudadanía, que no pasaba de ser una versión actualizada de la formación del espíritu nacional del franquismo; sólo que aquí no se trataba de formar el espíritu nacional, sino de conformar la mente de los ciudadanos desde su más tierna infancia para que, por ejemplo, vieran como algo normal que un niño tenga dos padres del mismo sexo. Ojo, que no entro a valorar si es algo bueno o malo (aunque cualquiera que me conozca tendrá bastante claro qué pienso del tema), pero si fuera algo normal el mundo no tendría el problema de superpoblación que tiene en la actualidad y Malthus no habría sido conocido ni en su casa a la hora de comer.
Ahora que Sin vocales, una especie de Rodríguez 2.0, ha devuelto a los de la mano y el capullo a la Moncloa, su Gobierno ha manifestado que incluirá en la asignaturita de marras (rebautizada como sobre valores cívicos) contenidos feministas. Es de suponer que serán del tipo el varón es malo aunque se demuestre lo contrario, los hombres sólo piensan en lo único o tiene que haber por lo menos la mitad de mujeres en cada sitio aunque no sepan hacer la o con un canuto o, a la inversa, los varones implicados sean unos cenutrios.
Porque si el actual Gobierno, de mayoría femenina, es una muestra de lo que es el feminismo á la Sánchez, uno prefiere los buenos viejos tiempos, la verdad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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