jueves, 13 de septiembre de 2018

Ni tanto ni tan calvo, pero…

A ojos de los políticos españoles de izquierdas, las parejas (en particular, y los familiares) de los políticos de derechas son siempre unos inútiles incapaces de conseguir ningún logro profesional por sus propios méritos, no importa lo que diga su currículo. En cambio, sus propias parejas y familiares (de los de izquierdas) son inevitablemente gente cualificadísima y preparadísima (además de genéticamente honrados) que alcanzan sus logros merced a ellos mismos y que sólo por casualidad son, además, pareja o familiar.
Así, Ana Botella fue concejal, y luego alcaldesa, sólo porque era (y es) la esposa de José María Aznar (a pesar de su carrera y de su oposición). Carmen Romero, en cambio, fue diputada sólo por sus propios méritos, faltaría más. No voy a hablar de la calientacamas de Junior básicamente porque no se me ocurre otro caso de pareja de políticos de derechas que pudiera contraponer.
Y ahora tenemos el caso de Begoña Gómez, que ha fichado por el Instituto de Empresa en un cargo, supongo, pingüemente remunerado. Evidentemente, el que sea la mujer del actual presidente del Gobierno de España no es más que una fortuita casualidad en la que sólo malpensados como el que esto escribe podría ver la verdadera razón del fichaje.
Que no digo yo que la chica no valga, no lo sé. Pero que la hayan fichado a los cinco minutos de que su marido se encarame a la poltrona… qué malas son las casualidades, oye.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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