viernes, 21 de septiembre de 2018

Lo que valen las promesas de un suciolisto

Nada de nada. Menos que un euro de corcho. Menos que una moneda de tres euros. Menos que el papel en el que están escritas. Menos que las ondas radioeléctricas a través de las cuales se transmiten.
La prueba la tenemos en las palabras de Sin vocales a comienzos de este mes. Se comprometió a no prorrogar los presupuestos generales del Estado vigentes (las cuentas del PP) y abrió la posibilidad de un adelanto electoral… que, al fin y al cabo, había sido uno de los presupuestos que sustentaba su moción de censura (de que el PP sea un partido corrupto, teniendo en cuenta las filas de las que salía la acusación, mejor no hablamos).
¿Y qué ha hecho durante estas tres semanas escasas? Pues hacer todo lo posible para, sin tener que prorrogar los presupuestos, evitar tener que convocar elecciones. Y para ello ha buscado todas las argucias posibles, ya que una condición sine qua non para esos presupuestos es aprobar el techo de gasto. Y para esa aprobación el Senado, donde el Partido Popular tiene mayoría absoluta, tiene un papel preponderante, puesto que le cabe la potestad de vetar la propuesta que le venga del Congreso.
La alianza socialcomunista ha intentado de todo, desde enviar a una bachiller a dar lecciones de Derecho constitucional hasta cometer un fraude de ley parlamentario que roza la inconstitucionalidad.
Pero de eso hablaremos dentro de un mes, porque el tema da para una entrada él solito…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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