miércoles, 5 de septiembre de 2018

Ni César ni su santa esposa

Mientras los nombramientos de los altos cargos de los organismos públicos –estatales, regionales, locales- sigan dependiendo de las filias y las fobias del gobierno de turno, sobre la actuación de esos altos cargos, por muy cualificados que puedan estar, caerá siempre la sombra de la sospecha. Sospecha de sesgo, de partidismo, de parcialidad.
Pero si, además, esos altos cargos son miembros del partido que sostiene al gobierno los nombra; si, peor aún, han ocupado cargos orgánicos de importancia en ese mismo partido, ya no es que caiga sobre ellos la sombra de la sospecha, sino que lo que pesa sobre sus actuaciones es la presunción de esos baldones que he mencionado a finales del párrafo anterior.
Por eso, cuando el Centro de Investigaciones Sociológicas ha emitido su primer sondeo bajo la égida de un alto cargo de la ejecutiva socialista, y el resultado de dicho sondeo ha sido que el PSOE arrasa, Ciudadanos sufre y los neocom se hunden, la impresión general ha sido, en palabras de un sociólogo, que se les ha ido el brazo entero a favor del PSOE.
Más claro, el agua
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: