miércoles, 19 de septiembre de 2018

… ni cuerpo que lo soporte

No es que haga falta decirlo, porque este es un blog personal y todo lo que en él se escribe se hace desde el punto de vista del autor (sí, ese mismo que ahora escribe de él en tercera persona), pero lo aclararé por si acaso hay algún despistado. El calificativo de malo que aplicaré a ciertos sucesos históricos está hecho en función de mis valoraciones sobre los mismos. No dudo que habrá quienes puedan considerar bueno lo que yo creo malo, pero ¡qué demonios!, que escriban su blog.
Todo mal, dejado a su albur, acaba colapsando y destruyéndose a sí mismo, arrastrando generalmente en el proceso a quienes creían poder aprovecharse de ello. Ocurrió con el Terror en la Revolución Francesa, ocurrió con la Revolución Rusa, ocurrió con el bando rojo en la guerra civil española (si Franco era un militar tan inepto como el rojerío repite sin cesar, habrá que concluir que el bando republicano se deshizo solito) y es posible que hubiera ocurrido también con la Alemania nazi aunque los estadounidenses no hubieran intervenido en la guerra europea.
Lo mismo parece estar ocurriendo con los golpistas catalanes. Cuando más cerca parecían estar de alcanzar la tan ansiada independencia de la opresora España, dan la impresión de haber apartado los ojos de la meta para posarlos sobre sus compañeros de viaje y sin embargo rivales y dedicarse a pegarse zancadillas, puñetazos y puñaladas traperas.
Tras un cambio de nombre tras otro, la antaño casi todopoderosa Convergencia se ha visto sentenciada a su desaparición merced al más inepto de sus líderes (qué cierto es aquello de otro vendrá que bueno te hará, aquí y en Ferraz), y afronta, al parecer, un congreso terminal gracias a Cocomocho.
No hay mal que cien años dure…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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