martes, 11 de septiembre de 2018

Vox populi

No voy yo a elevar el refrán vox populi, vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios) a la categoría de dogma de fe. Pero sí sostendré que cuando las declaraciones de los políticos son contrarias a las manifestaciones de la gente (empleo este término a posta, como se verá), por más que esos políticos digan representar a esa gente, tienen más visos de ajustarse a la realidad las segundas que las primeras.
Todo este trabalenguas viene a cuenta del actual inquilino (por ocupación, según algunas malas lenguas) del palacio de La Moncloa. Según él, desde hace cien días en España se vive mejor, el aire es más puro, el clima más suave y su gobierno es representativo de España porque responde a las inquietudes de los españoles.
Sin embargo, parece que Sin vocales tiene una percepción distorsionada de la realidad. Hace casi un mes, en una visita que hizo a Sanlúcar de Barrameda, no le recibieron precisamente con aplausos y ovaciones, sino más bien con pitidos y gritos de fuera y sinvergüenzas. Algunos podrán decir que, estando en Andalucía, todo el público podría estar integrado por susanistas, y que por eso le recibieron como le recibieron.
Yo, sin embargo, creo que fue una manifestación sincera de un sentimiento verdadero. Y me uní, en espíritu, al griterío.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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