sábado, 29 de septiembre de 2018

Un abogado rebelde

Como la mayor parte de las novelas de Grisham, ésta transcurre en el ámbito jurídico. Sin embargo, presenta una sutil (por ponerme cursi… quizá no es tan sutil) diferencia con el resto. En ésta, la trama no gira alrededor de un caso que se desarrolla a lo largo de toda la novela –una compañía corrupta en La tapadera, una información comprometedora en El informe pelícano, una herencia en La herencia, y así sucesivamente-, sino de la vida, por así decirlo, de Sebastian Rudd, el abogado protagonista y los distintos casos en los que se va viendo inmerso.
Como en la mayoría de sus obras –y cada vez más conforme pasan los años-, Grisham, apostaría, deja traslucir su ideología (inequívocamente progre, pero sin estridencias) a través de sus personajes, dejando caer aquí y allá pequeños panfletos que, ya digo, no llegan a incordiar.
O a lo mejor es que yo estoy muy paranoico.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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