lunes, 29 de abril de 2019

Desastre sin paliativos

Ayer se celebraron las elecciones generales en España, con el resultado por todos conocido: la derecha obtuvo más votos, y la izquierda más escaños. Y como los enemigos de España apoyan a la izquierda, y no a la derecha, es bastante probable que el psicópata de la Moncloa siga allí por una temporada más o menos larga.
Un pariente, la misma noche electoral, me dijo que no entendía lo que había pasado. Pensé que se refería al reparto de escaños, y le dije (llevo diciéndolo treinta años) que las matemáticas son así, y que la única manera que tiene la derecha de ganar unas elecciones es presentándose unida. Más tarde me aclaró que lo que no entendía era cómo es posible que haya tantos españoles dispuestos a votar a un inútil demostrado como es Sin vocales. Le dije que, en España, en general no se vota a alguien, sino contra alguien. Y esta vez se ha votado contra el PP y contra Vox.
Otra conocida se declaraba aliviada. Le propuse que habláramos dentro de cuatro años (espero que sea menos, la verdad), para ver cómo se encuentra. Contestó que seguro q mal pero mejor q con ultraderecha fijo (si, la conversación era vía Whatsapp, y no todos son tan cuidadosos con la ortografía y la gramática como un servidor). Ahí ya me cansé y le dije que menos monsergas con lo de ultraderecha, que ya cansa, y que empezaré a admitir que [Vox] lo sea cuando al partido del chepas lo califiquen de ultraizquierdista.
A pesar de todo lo dicho, no pierdo (no quiero perder) la esperanza: hace no tanto, podemos estuvo a punto de dar el sorpasso al PSOE, y de eso no queda nada. De tomar el cielo por asalto y repartir los ministerios se ha pasado a mendigarlos. Lo mismo puede pasar con el PP, con el hándicap de que tiene que recuperar terreno a derecha e izquierda… y que la derecha, en general, tiene bastantes más escrúpulos de actuación que la mayoría de los dirigentes de izquierdas.
Para terminar: no cometeré el error de hace quince años, cuando tras la victoria de zETAp dije que nos esperaban cuatro años muy divertidos si mirábamos desde la barrera (Portugal). Esta vez lo que digo es que nos esperan cuatro años (al menos, aunque ojalá no lleguen) muy jodidos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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