viernes, 21 de junio de 2019

Menos cara, tío jeta

Con cierta frecuencia traigo a estas ¿pantallas? la conocida novela Rebelión en la granja, del británico George Orwell. Una persona de izquierdas, que en la Guerra Civil española vino a luchar en favor del bando republicano y que acabó asqueado y abominando de lo que suponía el marxismo en su aplicación práctica.
La obra citada es una crítica feroz, a modo de sátira, de lo que supuso la revolución bolchevique –aquellos que, diciendo representar y defender a los oprimidos, expulsan del poder a la clase dirigente, sólo para acabar viviendo con más lujos que aquellos a los que derrocaron-, que en cierto modo no fue sino el lampedusanismo total: todo cambió para que todo siguiera igual… para los de abajo.
Y cien años después de aquella revolución, y algo menos de la publicación de la novela, nada ha cambiado. Los comunistas de boquilla dicen defender a la gente frente a la casta, aunque a las primeras de cambio se olvidan de aquellos que defendían y que les auparon a una posición de poder, y pasan a vivir a todo tren. O, negro sobre blanco: el Chepas y su calientacamas no viven en una mansión… sino, según ellos, en una casa en el campo.
Coño, lo mismo que los reyes padres, o Felipe VI y su familia. Al fin y al cabo, sus palacios no dejan de ser eso, casas en el campo. Como también lo es, por ejemplo, el Palacio de Versalles.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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