domingo, 23 de junio de 2019

Nunca lo fuiste

Por una vez, un político –más aún, uno de izquierdas- ha cumplido una promesa electoral. Esas que, según el segundo peor alcalde de Madrid, el muy sobrevalorado Enrique Tierno Galván, se hacen para no cumplirlas; precisamente hace un par de días veía en la tele decir a una indocumentada que la víbora con cataratas (Alfonso Guerra dixit) era una persona que tenía ética. Se le olvidó precisar qué clase de ética era la que tenía…
A lo que iba. La peor alcaldesa de Madrid afirmó, durante la campaña electoral, que si no lograba revalidar el puesto de primera edil de la Villa y Corte renunciaría al escaño y se marcharía a su casa. Pues bien: aunque su formación fue la más votada (uno nunca acaba de sorprenderse de cuánto tonto hay en España), le devolvieron la jugada de hace cuatro años, y una coalición de perdedores encaramó al poder al cabeza de lista del Partido Popular (justicia poética se llama a eso en mi pueblo).
Tras un discurso durante el debate de investidura que demostró que la izquierda tiene tan mal perder como mal ganar, doña Rojelia acudió al día siguiente (aquí puede que me esté columpiando, pero es que nunca es demasiado pronto para perder de vista a semejante elemento, así que disculpadme si me equivoco en la fecha) para presentar la renuncia a su acta de concejal. A la salida, ante los periodistas, pronunció una de las pocas verdades (con matices) que debe haber dicho en su vida: yo ya no soy nadie.
A tenor de los rumores que vienen de la zona de Moncloa, parece que todavía no nos vamos a librar del todo de esta filoterrorista defraudadora fiscal…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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