Los giliprogres sólo coinciden con la verdad por descuido o por error. La mentira es tan connatural a ellos mismos -pues su misma ideología es una falacia: ¿qué mayor falsedad hay que el que un vago vocacional pontifique sobre el trabajo?- que no puede ser de otra manera.
Hace mes y medio se sacaron de contexto unas
palabras de un policía. Éste decía, quizá metafóricamente, que si seguían investigando
los desafueros del desgobierno que tenemos la desgracia de padecer y su
entorno, singularmente los del psicópata que lo preside, corría el riesgo de
que acabaran poniéndole una bomba lapa.
A esto le dieron la vuelta y proclamaron la
gravedad de una conjura policial que pretendería acabar con Sin Vocales poniendo
una bomba lapa en su vehículo. Se demostró el error (siendo benevolentes), pero
no antes de que desde los medios serviles con el poder le hubieran dado toda la
difusión posible.
Naturalmente, no pidieron disculpas, ni al
agente implicado ni a la ciudadanía en general. Lo que sí hizo la lameortos de
Silvia Inchaurrondo fue decir que hay periodistas que han pervertido la profesión.
Debería haber dicho hemos.
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