Y hasta que no lo entendamos todos –ciudadanos y
gobernantes, de derechas y de izquierdas, creyentes y ateos, pobres y ricos-,
no estaremos en disposición de empezar a hacerles frente. Aunque puede que ya
sea demasiado tarde. Porque, al igual que ocurrió con los mejicanos en Tejas a
comienzos del siglo XIX, hemos permitido que entren en nuestros países. Peor aún,
porque permitimos que no se integren, que permanezcan encerrados en su
microcosmos, aferrados a sus costumbres y predicando sus creencias de odio.
Hay musulmanes buenos, no lo pongo en duda. Estoy incluso
dispuesto a admitir que pueden constituir una mayoría, que los terroristas
asesinos y fanáticos no son más que una minoría dentro de la religión que, por
mor de su alta tasa de natalidad, experimenta un crecimiento más rápido. Pero mientras
haya dementes que sigan creyendo ciegamente en una religión fundada hace
milenio y medio por un exaltado pedófilo (le pese a quien le pese, Mahoma se
acostaba con niñas) -y mientras haya personas en nuestra sociedad que les sigan el juego-, seguiremos teniendo atentados como los de ayer en París.
Cuanto antes seamos todos conscientes de ello, más
oportunidades tendremos de sobrevivir. Si es que tenemos alguna todavía.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
2 comentarios:
Desde que estuve viviendo en Luxemburgo y me crucé en el tren a Estrasburgo a una mujer cubierta de negro de pies a cabeza, con velo, guantes y sobre velo, me di cuenta de que si a nosotras nos obligan a cubrirnos la cabeza en los países musulmanes, ellas deberían ir descubiertas en los nuestros. Eso se llama integración y respeto por el país que te acoge.
Muy bien dicho, doña Anónimo. Sí, sé quién eres; pero aunque no lo supiera, ese "nosotras" te ha delatado.
Y, como vi hace tiempo en un vídeo de Youtube, ¿por qué iban a respetarnos si su religión es la única verdadera de verdad de la buena?
Espero que vuelvas por este blog y hagas más comentarios. Tengo lectores, pero no comentan nada... al menos, en el blog. Un saludo.
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