La
unión en Cataluña entre republicanos de izquierdas y conservadores era algo
contra natura, algo coyuntural basado únicamente en la persecución de un
objetivo teóricamente común. Cuando ese objetivo se ha ido alejando, las fisuras han aflorado.
Así,
el grupo parlamentario está fracturado, el ejecutivo de coalición no se
coordina y la sedicente y sediciosa Asamblea Nacional Catalana se declara en crisis. Y es que es lógico: los republicanos ven la posibilidad de convertirse
en la primera fuerza en Cataluña, frente a una Convergencia que no sabe si
renombrarse, refundarse o reducirse a la nada. Y mientras, los antisistema
proponen al terrorista recientemente excarcelado un frente común para dinamitar España.
La única
duda que queda es qué se irá antes al garete, si España entera o solamente
Cataluña.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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