El
cuarto volumen de la saga marciana de Burroughs presenta algunas novedades con
respecto a los tres anteriores. Para empezar, ya no es John Carter el protagonista
de la historia, sino su primogénito, Carthoris. Por otra parte, la historia no
está narrada en primera persona, sino que sigue el esquema habitual del
narrador omnisciente en tercera persona.
En el
aspecto positivo del trabajo de Burroughs, habría que señalar que se mete en
unas honduras filosóficas bastante impropias de la literatura de ciencia
ficción. En el aspecto negativo, que la historia no tiene nada de original –la chica
es raptada por el villano y el héroe afronta aventuras y dificultades sin
cuento para rescatarla-, además de que la solución del brete final en que se
encuentran los protagonistas, si bien coherente con el desarrollo de la novela,
está un poco traída por los pelos y resulta facilona en exceso.
En cuanto a la edición española, señalaría dos defectos: el primero, que en cierto momento un personaje -marciano- piensa en su planeta llamándolo Marte, cuando debería decir Barsoom (aunque esto puede ser un error del autor, y no del traductor); el segundo, que en una ocasión el apellido del nativo de Virginia aparece con tilde en la primera sílaba, como si fuera una pieza de un motor (ay, qué malo es el corrector ortográfico...).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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