La izmierda española se proclama laicista,
cuando en realidad es anticatólica. Furibunda y rabiosamente. Defienden, según
ellos, la total separación entre Iglesia y Estado (estos muchachos van con
décadas, si no con siglos de retraso), aunque en realidad lo que persiguen es
que la Iglesia no influya de ninguna manera en el Estado, mientras que sus
actos dicen a las claras que ellos sí que pretenden influir, y de qué manera,
en una Iglesia en la cual dicen no creer y a la que dicen no pertenecer.
Ya tuvimos
el primer ejemplo en la Cabalgata de Reyes de Madrid. Por muy mercantilizada
que esté la festividad –y lo está, qué duda cabe-, no deja de ser una fiesta
religiosa, o al menos con connotaciones religiosas: los Magos de Oriente aparecen
en el Nuevo Testamento, no (por ejemplo) en las Vidas paralelas. No sólo religiosa, sino cristiana; pues bien, doña Rogelia
y sus cuates trufaron el evento de esa multiculturalidad
que propugnan y que nadie, y ellos los primeros, sabe demasiado bien de qué se
trata.
En la
pasada Semana Santa hemos tenido otro par de ejemplos. Primero, un tal Sergio Pascual,
es de suponer que traumatizado por la defenestración a la que le sometió Junior, llamó a democratizar la Semana Santa (que hable con el Fútbol Club Barcelona
sobre lo de meter la palabra democracia donde no viene a cuento), con unas palabras que no me resisto a reproducir:
Como todo ritual, la Semana Santa opera simbólicamente para reproducir y consolidar lazos de solidaridad mecánica en el sentido Durkheimiano o, por qué no, para recrear la communitas espontánea de Turner. A su valor artístico, cultural e incluso económico se suma el capital social, en el sentido de Putnam, de las redes de sociabilidad y solidaridad que se extienden por todo el tejido social sevillano a través de las cofradías. Siendo así, ¿por qué iba a tener Podemos algo en contra de la Semana Santa?
¿Habéis
entendido algo? Pues yo tampoco. Luego decía que había que reconocer el carácter secular y la transversalidad de la festividad. Lo de
la transversalidad, como no se refiera al madero de la cruz que acarreó
Jesucristo hasta el Gólgota, no sé qué puede tener que ver; en cuanto a lo de carácter secular, es algo indudable en
algo que ocurrió hace dos milenios, porque (de nuevo) es bastante estúpido
intentar despojar de su carácter religioso a algo que no tiene otro carácter.
Por otra
parte, la alcaldesa del Hospitalito de Llobregat intentó ponerse en contacto
con el arzobispo de Barcelona para que llamase a capítulo a un párroco de la localidad, al que la sociata acusa de organizar procesiones de Semana Santa con
legionarios.
Naturalmente,
los legionarios procesionaron. Pues buena es la Legión…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡VIVA LA LEGIÓN!!!
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