El
gobierno municipal de la Villa y Corte consiste en una anciana sectaria y
delinquidora a la que nadie hace caso y un grupo de sinvergüenzas indocumentados
igual de sectarios a los que nadie encargaría ni ir a por el pan a la tienda de
la esquina.
Y claro,
con semejante panda de inútiles, los errores y rectificaciones están a la orden
del día, siempre para perjuicio de los contribuyentes: aquellos que les han votado
(los menos) y aquellos otros que no les han votado y que, por tanto, ni en
pintura querían verles donde se encuentran ahora.
Tomemos
como ejemplo el caso del Edificio España, que una empresa china había adquirido
para reformarlo y darle un uso del que ahora carece. Los continuos cambios de opinión
del consistorio madrileño agotaron la paciencia de los orientales, que
renunciaron a sus planes y tiraron la toalla. O eso parecía, porque ahora nos
enteramos de que los neocom han
cedido y aceptan que se desmonte parte de la fachada del citado inmueble.
Y mientras
una cosa parece que termina, otra sigue siendo el cuento de nunca acabar. Me refiero
a la Operación Chamartín, de la que
ya se hablaba cuando yo empezaba a trabajar y de la que parece que se seguirá
hablando para cuando me jubile. En las últimas reuniones el pesimismo era absoluto, y el consistorio afeó a los promotores que presentasen el proyecto
antes a la prensa. Se ve que lo de dar declaraciones sólo va con ellos.
En
fin, seguiremos informando, porque la cosa parece que irá para largo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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